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Castelló.
El plano. La Muralla. |
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CASTELLÓN
El TRASLADO BENIRABE ARRABAL DE 1270 Un interesante documento fechado en Valencia a 17 de febrero de 1272 y otorgado por Jaume Sarroca como procurador del monasterio de San Vicente de Valencia (poseedor del señorío de Castellón en esos momentos), y confirmado por el rey en la misma fecha, autoriza a crear un arrabal de esta villa, dotado con su correspondiente muralla y foso circundante, así como con tres puertas hacia el norte, oeste y sur. Fue esta concesión la que dio origen a la creación de una nueva área urbana que comprendía toda la superficie situada al oeste de la calle de Enmedio. Es decir, el nacimiento de esta calle y de la de Arriba (D'Amunt). EL PERIMETRO AMURALLADO DE 1374 A punto de entrar en el último cuarto de siglo XIV puede decirse que, culminado el proceso de desarrollo del núcleo fundacional, Castellón ha logrado un estado de plenitud como ciudad medieval. Es cuando el recinto amurallado de la villa describe un rectángulo casi cuadrado, rodeado de foso defensivo y dotado de seis puertas. Aunque de fecha postmedieval, este núcleo urbano aparece gráficamente representado en el grabado que el historiador Viciana incluye en su "Crónica", en 1563. La superficie interior de la villa venía a ser de un poco más de 18 hectáreas. En 1374 se lleva a cabo una medición de las murallas, con enumeración de portales y torres, de forma que viene a construir no sólo la perfecta descripción del sistema defensivo de la villa sino la imagen fiel de una ciudad medieval. La trama urbana interior será ya a partir de ahora la que llegará, muy modificada por reformas del siglo XX en el sector de la plaza y alrededores, hasta nuestros días. ELS RAVALS El crecimiento
demográfico que experimenta Castellón en el siglo XVII
tienen su traducción urbanística en la insuficiencia BERMUDEZ DE CASTRO Entre 1791 y 1807 desempeña la gobernación de Castellón, Antonio Bermúdez de Castro, representante en nuestro ámbito de las formas del Despotismo Ilustrado El gobernador Bermúdez hizo sentir su influencia en muchos aspectos de la vida social y política de la villa, pero sobre todo ha pasado a la historia como el reformador que abrió para Castellón las puertas hacia el urbanismo moderno, lo más esencial de sus reformas se centró en el derribo de las murallas, o mejor dicho, en la apertura de nuevos edificios y nuevas calles en la cara exterior del recinto fortificado. El más espectacular logro de estas reformas fue la construcción de la Plaza Nueva o del Rey~ en los descampados existentes hasta entonces en la parte occidental de la villa. lLA MODERNIDAD Convertido Castellón en capital de la provincia en 1833 y afianzada su economía por el desarrollo agrícola basado en la naranja y por la incipiente historia, el siglo XIX castellonense se caracteriza por una serie de espectaculares mejoras urbanísticas (tomemos como ejemplo el Parque de Ribalta) y notable expansión del casco urbano. Después de la apertura del nuevo camino al Grao, abierto por iniciativa del gobernador don Ramón de Campoamor (lo que supone también el desarrollo de este caserío marítimo castellonense), entramos en una nueva etapa moderna en la que el crecimiento incontrolado empezará a ser sustituido por planificaciones técnicas como las de Godofredo Ros de Ursinos (1885), josé Gimeno Almela (1911 y Vicente Traver Tomás (1925)
LA MURALLA La muralla describía un rectángulo de proporciones muy cercanas al cuadrado, en la que, al igual que en cualquier sistema defensivo, cabe registrar la existencia de los siguientes elementos: fosos o vall, el talud o escarpa, los lienzos de muralla (murs), las torres de flanqueo, torres cantoneras, y puertas de ingreso con su correspondiente puente de vigas sobre el foso. El foso que circuía en Castellón a las murallas (doble en algunas partes: valí y revall) era una hendidura que en ciertas partes se veía favorecida por la existencia de irregularidades naturales del terreno. Para evitar que se convirtiera en inmundo muladar, el consell promulgaba normas que prohibían enterrar allí animales, cavar tierra, depositar estiércol, depositar o quemar sarmientos de viña, etc. Los terrenos aledaños constituían los plans y antuxans, de propiedad comunal, donde los vecinos tenían sus eras y estercoleros. Los lienzos de muralla, coronados por almenas, se fabricaban mediante el clásico tapial medieval, con ayuda de las tapieres o piezas de madera que constituían el encofrado. En 16 de abril de 1390 un acuerdo del consejo autoriza al manobre a fer tapieres noves ab sos arreus. Por la parte superior del muro corría un andador o andami, para acceder al cual había algunas escaleras de trecho en trecho. Como elementos de flanqueo, las murallas de Castellón contaban con las estructuras arquitectónicas que albergaban las puertas de ingreso; con las torres de flanqueo propiamente dichas, situadas generalmente en el punto medio entre dos puertas; y las torres cantoneras. El grabado de Viciana refleja esta disposición de las torres, entre las que la de Sant Pere (o dels Alçaments, en la medición de 1374) tal vez fue una de las de mayores dimensiones. Hay que observar que el espaciamiento entre los elementos de flanqueo venía condicionado por el alcance de las armas, en este caso el de la ballesta. Las torres de flanqueo, en general, adoptaban en la Edad Media diferentes tipos de plantas: cuadrada, poligonal o circular, aunque era esta última las que ofrecía mejor flanqueo. En Castellón eran generalmente de planta circular. En 1389, sin embargo, se cita una torre de Pesperó, que debía de estar situada en la cara norte de las murallas. Este tipo de torre, con este nombre (que en castellano significa "espuela” lo encontramos en distintos recintos amurallados franceses, y entre nosotros, en las murallas de Morella. Cabe, sin embargo, otra posible interpretación y es que el esperó fuera simplemente un esperonte, es decir, un avance en ángulo que sobresale de la cortina de una muralla. En cualquier caso, se trataba de reforzar de mampostería espesa el frente más expuesto de la torre. LAS PUERTAS Las puertas del recinto amurallado eran el punto hacia donde se dirigía preferentemente el esfuerzo del atacante; de ahí que se pusiera especial atención y cuidado en su fortificación. El recinto rectangular de Castellón disponía de seis puertas: dos mirando al norte, dos al sur (extremos de las calles de Enmedio y Mayor), una al este y otra al oeste. La situación de estas puertas guarda estrecha relación con la disposición de los caminos que confluían a la villa. Posteriormente se abrieron los portones de la Illeta y del Molí Roder para facilitar la salida de los labradores hacia la huerta. Las puertas solían denominarse con los nombres de vecinos que tenían su casa en las proximidades. Estas denominaciones experimentaron varios cambios a lo largo de los siglos. La tipología de las puertas en la arquitectura militar medieval era muy variada, e incluso en algunos casos verdaderamente monumental, como lo atestiguan las puertas de Cuarte y de Serranos en el sistema defensivo de la ciudad de Valencia. El conocido grabado de la Crónica de Viciana, de 1563 muestra en Castellón dos tipos fundamentales: la de arco de triunfo con portal entre dos torreones de planta circular (ambos extremos de la calle de Enmedio y portal de la Fira), y la puerta abierta en la parte frontal de un macizo torreón. En Villarreal eran todas las puertas de este último tipo, pero con la abertura no frontal sino lateral. Las torres de las puertas solían estar abiertas hacia la cara interior de la plaza y contaban con un plataforma superior cubierta con remate cónico que aquí se fabricaba, a lo pobre, con haces de senill ("Phragmites communis", cast."carrizo” planta abundante en los terrenos húmedos de marjal, clásica techumbre de las barracas huertas y casi exclusiva cubierta de las casas en el Castellón medieval. Los portales podían cerrarse mediante batientes de madera reforzados con hierros y provistos de cerradura. No obstante, el abandono de las puertas debió ser algo endémico, según lo dan a entender noticias de 1410, fecha en que se procede a reparar los umbrales (llindars), y de 1423 en que se ordena que les claus del porstals sien reconegudes. LA TORRE DE SANT PERE La medición de las murallas que se hace en 1 374 toma como punto de arranque de¡ perímetro la torre deis Alçaments, situada en el lienzo norte, entre las puertas d'en Ramon de Pauls (calle Mayor) y la que en el mismo documento se denomina torre jussana que estaba situada en el inicio de la calle de Enmedio. Es evidente que esta torre de flanqueo es la misma que con la situación indicada figura en el grabado de la "Crónica" de Viciana, y la misma también cuya base ha aparecido en la reciente excavación de la plaza de las Aulas. Desaparecido el nombre dels Alçaments, la documentación del siglo XIV nombra reiteradamente a esta torre como torre de Sant Pere, dando numerosas noticias de su construcción, la más retrasada de todas las del recinto amurallado. Aunque en 1390 se pagan, per cobrir la torre del sent Pere, ocho haces de senill y tres cabirons, en 1403 aún se sigue hablando de obras en dicha torre, que bien podrían ser reparaciones de la misma. Aunque tal posibilidad haya sido insinuada, no cabe pensar en ningún caso que la torre de Sant Pere pueda identificarse con la puerta septentrional de la calle Mayor o portal d'en Ramon de Pauls. Es decir, que la tal torre de flanqueo pudiese acoger la puerta de acceso a la villa por aquella parte norte de la calle Mayor. Aparte de que en el grabado de Viciana aparecen perfectamente diferenciados, es contundente el hecho de que en una misma fecha el año 1389 la documentación cita simultáneamente la torre y el portal d'en Ramon de Pauls como dos elementos de la muralla con entidad propia cada uno de ellos. En 1378 ya aparece una mención al pont d'en Ramon de Pauls, con motivo de una reparación del mismo. A partir de 1409 esta puerta comenzará a ser denominada portal den Guillem Trullols, por la proximidad a la casa donde este ilustre castellonense fundó su famoso hospital; en 1410 es instalado en esta puerta un umbral de piedra.
Desde su arranque en el Portal de Morella no tenía esta muralla solución de continuidad hasta el Portal de San Roque. En este punto terminaba con una batería que hiperbólicamente se la distinguía con el pomposo nombre de «Fuerte de Parténope», nombre que se leía en una lápida colocada en el frontispicio de aquella fortificación ' Constituían los alrededores de esta parte de la ciudad un abajadero que llegaba a la línea férrea de¡ Norte y algunas albarradas, a trechos derruidas, dividían los predios, si no lo eran por algún carcavón excavado en aquellas heredades de viñas, algarrobos, olivares y terreno inculto. A la salida del Portal de Morella una senda o atajo servía al peatón para llegar a la estación del ferrocarril; el tránsito rodado hacíase por la carretera de Zaragoza y un camino de ésta derivado, para atender el transporte de mercancías. A la derecha de aquella carretera, un andén solitario que terminaba en una plazoleta necrópolis que fue de la ciudad hasta 1860 era el único paseo para solaz de los vecinos. Con un foso abierto al pie de la muralla completa esta su defensa, habiéndose aprovechado para ello, desde las proximidades de la Puerta de Morella, el cauce de la sequiota, barranco que paralelamente a la muralla discurría para que su corriente pudiera efectuar el desagüe al próximo río Seco, en su cruce con la carretera de Barcelona. Ningún edificio acusaba en el exterior de la muralla expansión de la urbe y en la parte interior un camino de ronda iba desde el Portal de San Roque al de San Francisco. Flanqueaban este camino por la parte opuesta a la muralla, casucas que alternaban con eriales y alguna fábrica de ladrillos o azulejos. Desde el Portal de San Roque continuaba junto a la acequia de Coscollosa el muro defensivo, habilitando para ello aspilleras abiertas en los tapiales que limitaban los huertos de los Eroles, Gaeta, Ros, Donat, hasta llegar al Portal del Toll, allí abierto para dar paso a los caminos deis molins y Taxida y que tenía aquel nombre por el remanso de las aguas de la acequia Mayor a la salida del molino, así también apellidado. Bordeando este molino seguía la muralla por la parte Sur de la Fábrica del Gas, Matadero, huerto de Bou y terrenos anejos a las antiguas Tenerías, llegando al portal que llamaba la gente de les Doberies. Desde este portal que daba acceso al camino que existe parejo al Vallás, partía la obra de defensa por las cercas de las granjas o alumnias de los Valls, Vives, palacio del Obispo y huerto de Borbón que partía en dos la apertura del camino que construyera Campoamor y que protegió su dueño con sendas y elegantes verjas a uno y otro lado del camino, convirtiéndolo en espléndido jardín de reminiscencias versallescas, en el que un estanque con sus ánades y cisnes estaba bordeado por rica balaustrada de la que sobresalían soberbios jarrones asentados en artísticas pilastras, obras primorosas que acreditaban el gusto y opulencia de su dueño. Al extremo de esta verja estaba emplazado el Portal del Mar, siguiendo la muralla por tierras de Borrull hasta el antiguo convento de Dominicos, junto al cual se abría el Portal de Santo Domingo, de donde partían los caminos viejo del Mar y el de San ]osé. Los antiguos lavaderos públicos estaban en sus inmediaciones. Desde este portal subía la obra de defensa por lo que es hoy calle de Asensi, sin que ello significara edificación urbana en la parte fronteriza a la muralla, pues desde ésta hasta la que luego fue calle de la Magdalena y más tarde del escultor Viciano, existían los huertos cerrados de los Cardona, Ximénez, Mas, que llegaban a la entonces Glorieta, hoy plaza de la Paz, que tuvo su iniciación en el edificio construido por D. Carlos Ferrer y que actualmente ocupa el Banco de España. No existía entonces el Teatro Principal. Eran su solar y tierras circundantes, labrantíos de los Cisternes y Tirados, por cuyos linderos seguía la muralla dejando a un lado una fábrica de azulejos, continuando luego por las espaldas de las casas de la calle de la Trinidad hasta llegar a lo que fue convento de Franciscanos, convertido luego en cuartel cuando salío de allí aquella Orden religiosa. Junto al cuartel y como avanzada de la obra de defensa, había una batería en uno de cuyos muros una lápida contenía eta inscripción: «La Victoria 1837». Aledaños de este sector eran un llano bastante extenso y vastos terrenos plantados de almendros, renovación agrícola del antiguo Pinar que adquiriera el prócer castellonense Barón de la Puebla. Después de este cuartel, junto al cual estaba el Portal llamado de San Francisco, seguía la muralla por el lado Norte del camino de Ronda, teniendo puerta abierta en el cruce con la carretera de Alcora y su continuación no interrumpida hasta la Puerta de Morella. Tierras agrestes se extendían por esta parte de las afueras de la ciudad y entre terrenos incultos, en que crecían los lentiscos, retamas y tomillos, se destacaban los algarrobos del secá de Clavellí y las viñas y olivares que llegaban casi hasta el pie de la muralla. Las Cuatro Esquinas, cruce de las calles de Colón y Enmedio, eran el centro de la ciudad. La de Colón, trozo comprendido entre la de Enmedio y la Plaza de la Hierba, llamábase de Zapateros. Acaso abundaron los de este oficio cuando así la apellidaban, En el tiempo a que nos referimos sólo había en ella uno de estos establecimientos. Las tiendas de tejidos... eran los (comercios) que en mayor número se contaban en la calle dicha. Fuera de ella no los había. Tres tiendas de quincalla, dos de las cuales acusaban en sus dueños procedencia italiana, completaban con dos «flecas» o panaderías la casi totalidad del vecindario. Las tiendas de ultramarinos estaban situadas en diversas calles: La del Sol en las cuatro esquinas, la del Caballo en la calle de San Juan, la de la Palma y el Ángel en la plaza nueva, Las del Barco y la áncora en la calle de En medio y la de la Perdiz en la plaza Vieja. ... Estaban situados los paradores o posadas en las calles más céntricas de la ciudad. En la calle de Enmedio... estaba la Posada de la Estrella, donde tenían su estación las diligencias para Alcora y Lucena. En la esquina de la calle de la Trinidad... abría sus puertas la del Ferro Carril y de ella partían los coches para Villarreal, Nules y Burriana. En la antigua calle de San Juan, la de este nombre compartía con la de San Pedro, situada en la calle del Pueblo, el servicio de coches para Borriol, Villafamés y Cabanes, y en la Plaza Vieja la Posada del Sol daba alojamiento a los carros que de fuera venían para surtir de frutas y hortalizas los puestos de nuestro mercado. En la calle de Enmedio en punto cercano al céntrico de las Cuatro Esquinas, el Parador del Moro era, además de parada de vehículos, mesón con honores de fonda que proporcionaba modesto pero cómodo hospedaje... Dos o tres Cafés y otros tantos Casinos tenían limitada y habitual concurrencia y un Teatro en la calle Mayor... daba un ligero tono de capital con sus representaciones en alguna temporada. A partir
de textos de J Sanchez Adell, J. Simón, Traver Tomás,
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