La caída del Primer Imperio francés fue interpretada
por las potencias coaligadas contra Núpoleón como una
victoria sobre los principios de la Revolu¬ción. Lospaíses
vencedores restauraron el orden tradicional ligado a la sociedad del
Antiguo Régimen. El Congreso de Viena y el Sistema de la Santa
Alianza remodelaron la monarquía absoluta, organizaron la paz
y reordenaron las fronteras de los países europeos.
EL
CONGRESO DE VIENA
Los diplomáticos reunidos en el Congreso de Viena (1 X 1814
a 9 VI 1815), en representación de las cuatro grandes potencias
Metternich (Austria), Nesselrode (Rusia), Castlereagh (Reino Unido)
y Hardenberg (Prusia), a los que posteriormente se añadió
Talleyrand en representación de la Francia restaurada , tenían
el objetivo de restablecer la paz y rehacer de nuevo las fronteras
europeas, para alcanzar "un sistema de equilibrio real y duradero".
Consideraban a las naciones entidades organizadas mediante un proceso
de acumulación histórica y el intentar transformarlas
violentamente era rechazable por antinatural. Los países europeos
se regirían por los principios de la monarquía absoluta
(legitimismo), la religión oficial (tradicionalismo) y el equilibrio
europeo; no tuvieron en cuenta el nacionalismo. Se mostraron contrarios
a la soberanía nacional y al parlamentarismo. Consideraron
la guerra justa si era realizada contra movimientos revolucionarios.
Los congresistas de Viena reorganizaron el mapa europeo: el Reino
Unido reforzó su hegemonía marítima en el Mediterráneo
(Malta, islas Jónicas), el Atlántico (El Cabo, HeligoIand)
y el Indico (Ceilán). En el continente europeo incorporó
el reino de Hannover. Rusia anexionó gran parte de Polonia,
Finlandia y Besarabia. Prusia recibía buena parte del reino
de Sajonia, el ducado de Posen y Danzig y tierras de Renania. Austria
recuperó el ducado de Milán, Venecia y las provincias
llíricas. Francia quedó reducida a las fronteras de
1792 y rodeada por los estados tapón de Piamonte Saboya, Prusia
renana y Países Bajos. Los Países Bajos, formados por
Bélgica, Holanda y Luxemburgo quedaron integrados en el Reino
de Holanda, regidos por Guillermo I. Dinamarca perdió Noruega,
recibiendo Holstein y Lauenburg. Suecia anexionó Noruega. La
Confederación Germánica, que englobaba a 39 Estados,
tomaba sus decisiones en la Dieta de Francfort; Prusia y Austria mantenían
importantes Estados en el seno de la Confederación. La península
italiana sufrió una fuerte fragmentación al incorporarse
a Austria el reino Lombardo Véneto; el reino de Piamonte anexionó
Génova y recuperó Niza y Saboya; los Estados Pontificios
continuaban regidos por el Papa y el reino de las Dos Sicilias por
los Borbones. Alemania e Italia, deseosas de obtener su unidad nacional,
la conseguirán en 1870.
La Santa Alianza y el orden internacional
A propuesta del zar Alejandro 1, Rusia, Prusia, Austria y Francia
(Inglaterra rehusó) formaron una Santa Alianza, convención
armada para salvaguardar el orden safido del Congreso de Viena, con
la finalidad de intervenir mifitannente en los países en que
se desarrollasen movimientos, de tipo liberal o nacionalista, en contra
de las monarquías absolutistas. La paz entre las naciones europeas
se aseguró durante cuatro décadas y los principios del
absolutismo se mantuvieron durante muchos años en Europa oriental.
Los gobiernos absolutistas
Todos los países de la Europa postnapoleónica estaban
gobernados con los principios ideológios del Antiguo Régimen.
En Francia Luis XVIII (1814 24) concedió la Carta Otorgada
(1814), permitió la existencia de dos cámaras, restauró
la orden de la Compañía de Jesús y respetó
la libertad de prensa. Carlos X (1824 30) controló la prensa
y disolvió la cámara de diputados, provocando con esto
la insurrección general de 1830.
En Rusia Alejandro 1 (1801 25) gobernó de manera despótica
suscitando con frecuencia frustradas rebeliones militares y concedió
a Polonia una Carta Otorgada. Nicolás 1 (1825 55) acrecentó
el centralismo y la opresión.
En Prusia Federico Guillermo 111 (1797 1840) prometió una carta
otorgada que no hará efectiva al incrementarse su autoritarismo.
En Austria Hungría Francisco 1 (1804 35) implantó con
el canciller Mettemich un fuerte centralismo en un imperio fragmentado
en múltiples razas, lenguas y religiones.
Por último, en el Reino Unido Jorge III (1760 1820), rey de
Gran Bretaña e Irlanda desde 1800, realizó la reforma
parlamentaria suprimiendo el habeas corpus. Jorge IV (1820 30) se
mostró partidario de la no injerencia en asuntos europeos,
reconoció la legalidad de los Trade Unions y las asociaciones
de trabajadores.
Oposición al sistema de la Restauración
La Santa Alianza intervino en nombre del legitimismo en los países
mediterráneos, los primeros en enfrentarse a las monarquías
conservadoras. El pronunciamiento militar iniciado por Riego (1820),
y extendido a toda España, que culminó con la implantación
de una forma de gobierno liberal y consti¬tucional (Trienio Liberal),
será reprimido por el ejército francés de los
Cien Mil Hijos de San Luis (Congreso de Verona, 1823). Portugal, con
la sublevación del ejército, creó una Junta Central
Suprema y un Estatuto liberal (1822) e Italia, con las insurrecciones
carbonarias (1820 21) correrían la misma suerte (el Congreso
de Laybach, 1821, decidió la intervención austríaca
en el norte de Italia).
Grecia fue el único país europeo que mantuvo la revolución
antiabsolutista; bajo dominio turco desde hacía siglos, comenzó
en 1822 (Congreso de Epidauro) una guerra de independencia que causó
la admiración e inspiró una corriente de filohelenismo
que motivó la ayuda organizada inglesa, francesa y rusa. Fueron
los propios países del Congreso de Viena quienes consiguieron,
mediante la violencia, crear un Estado nacional griego (1829) basado
en los principos del liberalismo político.
Además de los pensadores liberales y nacionales también
se opusieron al absolutismo el romanticismo (libertad del individuo
y de los pueblos Fichte, Lamennais ) y los socialistas utópicos
ingleses (R. Owen) y franceses (Saint¬Simon, Faurier y Cabel).
EUROPA EN 1815
La Santa Alianza y el orden internacional
A propuesta del zar Alejandro 1, Rusia, Prusia, Austria y Francia
(Inglaterra rehusó) formaron una Santa Alianza, convención
armada para salvaguardar el orden salido del Congreso de Viena, con
la finalidad de intervenir militarmente en los países en que
se desarrollasen movimientos, de tipo liberal o nacionalista, en contra
de las monarquías absolutistas. La paz entre las naciones europeas
se aseguró durante cuatro décadas y los principios del
absolutismo se mantuvieron durante muchos años en Europa oriental.
Los gobiernos absolutistas
Todos los países de la Europa postnapoleónica estaban
gobernados con los principios ideológios del Antiguo Régimen.
En Francia Luis XVIII (1814 24) concedió la Carta Otorgada
(1814), permitió la existencia de dos cámaras, restauró
la orden de la Compañía de Jesús y respetó
la libertad de prensa. Carlos X (1824 30) controló la prensa
y disolvió la cámara de diputados, provocando con esto
la insurrección general de 1830.
En Rusia Alejandro 1 (1801 25) gobernó de manera despótica
suscitando con frecuencia frustradas rebeliones militares y concedió
a Polonia una Carta Otorgada. Nicolás 1 (1825 55) acrecentó
el centralismo y la opresión.
En Prusia Federico Guillermo III (1797 1840) prometió una carta
otorgada que no hará efectiva al incrementarse su autoritarismo.
En Austria Hungría Francisco I (1804 35) implantó con
el canciller Metternich un fuerte centralismo en un imperio fragmentado
en múltiples razas, lenguas y religiones.
Por último, en el Reino Unido Jorge III (1760 1820), rey de
Gran Bretaña e Irlanda desde 1800, realizó la reforma
parlamentaria suprimiendo el habeas corpus. Jorge IV (1820 30) se
mostró partidario de la no injerencia en asuntos europeos,
reconoció la legalidad de los Trade Unions y las asociaciones
de trabajadores.
Oposición al sistema de la Restauración
La Santa Alianza intervino en nombre del legitimismo en los países
mediterráneos, los primeros en enfrentarse a las monarquías
conservadoras. El pronunciamiento militar iniciado por Riego (1820),
y extendido a toda España, que culminó con la implantación
de una forma de gobierno liberal y consti¬tucional (Trienio Liberal),
será reprimido por el ejército francés de los
Cien Mil Hijos de San Luis (Congreso de Verona, 1823). Portugal, con
la sublevación del ejército, creó una Junta Central
Suprema y un Estatuto liberal (1822) e Italia, con las insurrecciones
carbonarias (1820 2 1) correrían la misma suerte (el Congreso
de Laybach, 1821, decidió la intervención austríaca
en el norte de Italia).
Grecia fue el único país europeo que mantuvo la revolución
antiabsolutista; bajo dominio turco desde hacía siglos, comenzó
en 1822 (Congreso de Epidauro) una guerra de independencia que causó
la admiración e inspiró una corriente de filahelenismo
que motivó la ayuda organizada inglesa, francesa y rusa. Fueron
los propios países del Congreso de Viena quienes consiguieron,
mediante la violencia, crear un Estado nacional griego (1829) basado
en los principos del liberalismo político.
Además de los pensadores liberales y nacionales también
se opusieron al absolutismo el romanticismo (libertad del individuo
y de los pueblos Fichte, Lamennais ) y los socialistas utópicos
ingleses (R. Owen) y franceses (Saint¬Simon, Fourier y Cabet).
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